María de los Ángeles Maldonado de Patiño

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Abstract

María de los Angeles Maldonado de Patiño provides a personal account of how she deals with having half of her family in the United States and half of her family in Mexico. She touched on issues such as mobility for people who are documented versus undocumented and the ways immigrants maintain contact with family members in Mexico. She also discusses religion as one way of coping with family separation, the effect that money sent back to family in Mexico has on their daily lives, the strange duality of some family members getting visas while others do not, and the health problems and negative psychological aspects of being an immigrant in the United States. Finally she explores differences in the cultures, particularly the lack of a sense of community in the United States.

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Transcript

Cora Went: Bueno. Yo soy Cora Went, soy la entrevistadora, y ella es María -- a ver si lo tengo--
María de los Angeles Maldonado de Patiño: de los Angeles
CW: María de los Angeles --
MMP: Maldonado --
CW: Maldonado --
MMP: De Patiño.
CW: De Pa--
MMP: Patiño.
CW. De Patiño. Maria de los Angeles Maldonado de Patiño. Bueno. Y aquí estamos en la casa de ella en Carrboro. Es el 5 de Abril en 2014. Y sí. Eso es todo. Bueno. Mi primera pregunta es de donde viene usted, y me puede contar un poco de cómo decidió usted venir a los Estados Unidos.
MMP: Pues yo vengo de Celaya, Guanajuato. Y de un rancho que se llama El Saos. Y por qué vine aquí? Porque mi esposo se pasó toda la vida aquí. Cría mis hijos sola yo en México, y cuando él ya tuvo su residencia, aplicó para venir, y ya para estar unidos. Pero solamente un hijo, porque el otro no le he podido arreglar. Y el motivo de - no sé por qué uno se pudo arreglar y el otro no. Así que pues por eso estoy aquí, para estar con mi familia.
CW: Está bien. ¿Y por cuánto tiempo estuvo aquí su marido con usted en México?
MMP: No, como por todo el tiempo. Nació el primer hijo, nació el segundo, y como por treinta años sola.
CW: Wow. ¿Y ahora los dos hijos están aquí?
MMP: No. Solo uno. Y en trámite el otro. Él que está aquí es Rafael Patiño. Me falta Victor Patiño Maldonado.
CW: ¿Y cuántos años tenían sus hijos cuando su marido le fue? Se fue?
MMP: El primero tenía cinco años. Y todo ese tiempo nació Rafael, hasta cuando el otro niño tenía 16.
CW: ¿Y por qué vino su marido a los Estados Unidos?
MMP: Pues a ver si podíamos salir más adelante. [Ríe.]
CW: ¿Y me puede contar en qué trabaja usted, y como es su vida en Carolina del Norte?
MMP: Pues ahorita trabajo en UNC. En el Lenoir. Allá tengo trabajando ocho años. Pues, vivo bien. Un poco triste por mis hijos. Bueno, por el hijo de allá. Y también por mi esposo, ya está enfermo. Ya no es igual.
CW: ¿Y su esposo vive aquí también?
MMP: Sí.
CW: ¿Hace cuántos años viste a su hijo que está en México?
MMP: No, pues el año pasado. En mayo.
CW: ¿Porque usted fue a México?
MMP: Sí. No, yo fui. Yo voy cuando hay vacaciones. Voy allí y lo veo.
CW: Está bien. ¿Cómo está separado su familia? ¿Quiénes están aquí y quiénes están en México?
MMP: Pues aquí está Rafael, y está mi esposo. Y Victor es ese que está allá y mis nietos. [Empieza a llorar.] La hija de Rafa también allá. También él necesita arreglarle a su esposa para poder tener a su familia junta.
CW: Bueno. Si no quiere hablar más de su hijo está bien, está bien, me dice.
MMP: Pues sí. De todos modos me hace bien.
CW: Sí. ¿Me puede contar un poco de cuando usted estaba preparando a salir de México, y como era hacer la decisión ir para aquí con Rafael?
MMP: Pues mucho sufrimiento porque en especial Rafa tenía once años [sonidos de llorar], mira, y yo me reclamaba porque él, lo traje aquí, y eso me duele. Porque tal vez se no me hubiera ido -- es muy bonito aquí todo, pero como dice, lo agarré como si fuera una hierba. O como si fuera de mi propiedad. Y yo no sé él que sintió. Tal vez sintió su escuela, sus amigos, la familia, las reuniones. Porque aquí también queremos compartir la familia así pero a medias porque está la mitad allá la mitad aquí. Pero, pues sí, se vive un poquito mejor aquí. Pero así trabajas, todo lo que trabajas aquí se vuelve a quedar. Es una ilusión decir voy a Estados Unidos para hacer algo acá en México. [Rafael, el hijo de María, prende la música en otro cuarto, y se puede oír.] Pues no, porque paga renta, biles. Sí vives mejor, pero pagas más. Así que tu misma estás pagando lo bien que estás viviendo. No hay la posibilidad. Pero cuando yo estaba que ya me venía, pues yo sí lloré. Mira, dejé a mis padres, y mi otro hijo. Entonces, sí, ahorita es como el taxas cuando -- eso es lo que me gusta de aquí, cada año cuando me dan mis taxas yo puedo ayudar al muchacho, o cuando no mucho gasto, le puedo mandar. Como ayer le mandé cien dólares. [Se levanta para buscar una familia de su hijo, Victor, y su familia.] Él ya tiene -- su familia ahora es bien difícil, porque todos van a la escuela, y lo que gana es poco. Entonces todo eso nos mortifica a los abuelos. Y bueno, estamos bien.
CW: ¿Y él es Victor? [Mirando la foto.]
MMP: Sí, él es Victor.
CW: ¿Y sus nietos?
MMP: Sí, y mis nietos. Y mi nuera. Pues sí. Muy bonitos todos unidos. Pero igual cuando llegué aquí, pues no había un apartamento. Aquí no te rentan un apartamento sin un talón de cheque. Entonces llegamos a (9:42) con una familia mientras de que yo entré a trabajar en un cleaners. Allí me pagaban muy bien, planchando. Y pues de allá te digo de cuando las torres, pues yo me espanté mucho. ¿De por qué lloran, o qué pasa? Eso fue mi primer experiencia triste aquí. De saber que tiran las torres de Nueva York, sin conocerlas yo. [Ríe.] Y me dio mucha tristeza. Y de allí pues ahorita lo que pasa con las personas, que no tienen papeles. Pero como quiera, pues con papeles o sin papeles es el mismo. Porque sin tu trabajo no cambian los leyes.
CW: Por que - ¿por que dice usted que con papeles o sin papeles es el mismo?
MMP: Pues sí porque lo que pasa es si te emplean sin papeles, pagas lo mismo. De renta, de biles. Y también con papeles. Vas a la seguridad pero el trabajo es el mismo. No tienes nada. Lo único que tienes es el permiso de la pasada. Pero no beneficia en otras cosas. Si -- por decir mira, si vas al hospital, te cobran tanto. Si vas a la ayuda financiera, y eres elegible, te ayudan. Y si no sabes como yo los leyes de aquí, yo he sufrido bastante para comprender cuales son los leyes. Como antes de venir no estudiamos allá para ver cuales son las leyes, y aquí llegas ciega. Entonces pasas los días, los años - vas pensando que son las lágrimas que uno llora. Llegas -- los de tu país ya los sabes. Pero vas a otro país y no sabes tantas cosas. Pero yo les agradezco mucho a los Americanos, han sido lindos. En especial la juventud, porque me han enseñado tantas cosas. Como los estudiantes. Sus sonrisas, su forma de querer que una aprenda el inglés, yo tengo muchas cosas de ustedes que agradecer. Por su amabilidad, por el tiempo que vienen, muchas cosas bellas.
CW: Y - usted dijo antes que cuando, cuando tienes, o cuando usted tiene dinero, lo mande a México para ayudar a Victor y a sus nietos. ¿Como piensa usted que les ha afectado ese dinero a ellos?
MMP: ¿Les ha afectado? No, les ha beneficiado. Sí porque veces no tienen tenis, veces sus libros, sus mochilas, para seguir estudiando, para esa es para -- y también que -- por si decir que tiene que pagar su renta o cuando se le descompuso su lavadora, ya no sirvió, sacó una nueva a crédito. Y cuando yo puedo le ayudo y él da abono. Pero en especial es para ropa de mis nietos. Útiles, escolares. Como ahorita el niño que está en la banda es aquel. [Me muestra una foto de su nieto que está en la pared.] Va a cumplir catorce años. Y él está ya en la secundaria. Así que es primaria, secundaria, y está después preparatoria.
CW: Y, a ver, entonces, cuántos años tenía Victor cuando se fue usted de México?
MMP: Victor, el hijo mío?
CW: Sí.
MMP: Él ya estaba con su familia.
CW: Oh, ya estaba con su familia. Está bien. Y usted - ¿como es usted involucrada con la crianza de sus nietos allí? Hay unas decisiones que usted hace desde aquí? ¿O hacen todas las decisiones de la educación y todo eso allá en México?
MMP: No pues yo solamente ayudo. Yo lo que quiero - no me quiero meter en sus vidas. De mi - de sus hijos. Por qué ellos tienen que educarlos. Yo no más en lo económico, y los hijos pórtense bien, obedezcan a sus padres. Y pues ya no más me gritan, “te queremos mucho abuelita!” Y “cuando vienes,” siempre, “cuando vienes?” Pero que yo ordene, “haz esto con tu hijo!” No. No no no. Es su problema, es su vida, yo solamente soy su abuela, soy madre de mi hijo, y mi nueras son mis nueras. Y su lugar es su lugar.
CW: Eso sería diferente si usted estuviera en México? O sería igual?
MMP: Es igual.
CW: Es igual.
MMP: Es igual. Y también si ellos llegan a venir alguna vez aquí, y también si quieren que vivamos juntos, sería igual. Porque yo soy yo, ellos son ellos, y yo no me meto. Si puedo, ayudo. Pero si no, no.
CW: Usted es buena abuela.
MMP: Yo los quiero. Amo tanto a mis hijos, y a mi nieto, que soy capaz de quedarme sin comer para que ellos no les falten nada. Y quisiera convertirme en la solución cuando tienen problema. Y es de aquí adentro. [Pone el mano a la corazón.] No es no más para quedar bien. Porque yo no sé de donde tengo tanto amor para mi familia. En especial para mis padres, para mis hermanos, no sé. Así soy yo. Sí.
CW: ¿Y le parece a usted que es diferente en otras familias?
MMP: Pues no, pero yo he visto casi la mayoría, por lo menos, veces dicen que los hijos de una nuera no se quieren. Yo así yo no sé como contestar porque como no tengo una hija. Pero yo pienso que es igual. Como tengo dos hijos, y dos nueras, sí sentí dolor cuando los dos las han buscado. Pero era aquí adentro. Pero no porque se las busquen. Sino si -- está muy bien que busquen su pareja, porque si un día yo me muero, ellos que van a hacer sin pareja. Y siempre está mejor la pareja. Porque nos estamos peleando, pero tiene que ser así. Es mejor. Y también yo les he inculcado a mis hijos que no tengan otros mujeres, que no vayan a tener hijos en otros lados, porque no me gustaría saber que un nieto mío anda afuera de la familia. Y ellos no tienen porque buscar otra mujer, porque la que buscaron es la que dios les mandó, y la que buscaron es la que Dios les mandó, y la tienen que cuidar. Yo también no me buscaba otro marido. Y mi esposo motivos me ha dado, pero yo pienso así: ¿para qué busco otro? Si este es así, otro va a ser peor. Mejor me quedo así. Y así me quedé. Ya cuarenta años con mi esposo.
CW: Wow. Que lindo.
MMP: Mmhmm. Sí. Y sí nos peleamos, pero igual, un ratito, y ya ratito igual bien. Y otro pleitito y así. Pero cosa así simple. Pero ahorita yo creando llorona, por, ves que estuve enferma, y con los medicamentos me agarra depresión. [Se escucha la música de Rafael.]
CW: ¿Y como se comunica usted con la familia en México?
MMP: Por teléfono.
CW: ¿Y con qué frecuencia?
MMP: Yo cuando tenga tiempo, una media hora con cada quien. Cuando es con mis nietos, la tarjeta me da dos horas. Y hablo con mi hijo, hablo con mi nuera, con mis nietos. Y pero ahorita tengo quince días porque asaltaron a mi hijo allá, y le robaron el teléfono de la empresa, y creo que no tiene ahorita teléfono.
CW: Pero se comunican con bastante frecuencia?
MMP: Sí, y si no él me marca. Y ya “¿como están?” Aunque no tardemos mucho “como están, como está papá.” Y ya si mi esposo se puede hacer ciudadano, pues vamos a pedir el paquete. Para Victor y para mis niños. Estas son cuatas, mira. [Mostrando el foto de Victor y los nietos otra vez.] Más que esta nació más chiquita que la otra. Pero él es el primero, y estas son cuatas.
CW: Lindo. ¿Y cuántos años tienen todos ahora?
MMP: Él tiene trece, y las niñas tienen diez.
CW: ¿Con qué frecuencia visita usted a México?
MMP: Cada que se van ustedes de vacaciones, yo voy aunque sea por un mes o por una semana. Pero ahora pienso ir en Junio para -- mis nietos van a ser su primera comunión. Y voy a verlos vestidos de blanco, y recibir a nuestro Dios. Bueno en mi religión mía (22:23) es una maravilla.
CW: Está bien. Y para -- tiene usted -- me parece que hay mucha gente que no puede visitar a su familia --
MMP: Los que no tienen papeles. Porque si van, ¿como regresan?
CW: Sí. ¿Tiene usted amigos que están en esa situación?
MMP: Sí. Tengo bastante, y familia. Tengo familias en Chicago que ya tienen casi los dieciséis o veinte años tal vez sin ver a las familias. Pero también ahorita con el arreglo de visas, ya vino la mama de uno de ellos. Y ahorita mi hermana tiene todo su familia en Chicago, y no ha podido arreglar su visa. Y yo no sé los motivos del porque a unas personas se las dan con tanta facilidad y otras no.
CW: Ya, no sé. Y para ellos - le parece usted que es más difícil porque no se ven?
MMP: Pues, se hablan en seguido pero igual yo pienso que también lloran. Porque luego están (23:57), prometiendo a la Virgen de Guadalupe o a Dios “ayudame padre mío por mi familia” algo así. Y yo pienso que todo el mundo sufrimos por lo mismo. Y yo admiro de verdad en corazón, admiro todas esas personas. Cuantas valientes son, para soportar. Mira, hay muchachos que se les han muerto sus padres y madres, y siguen aquí. Pobrecitos. Y me da mucho dolor cuando sé que no fueron, pero igual, ahí me tocó no ir a ver a mi papá cuando murió, porque yo me vine el 28 de noviembre, mi padre murió el 11 de diciembre, y no tenía dinero. No pude ir. Porque también cuesta mucho. Si no trabajas, no tienes dinero. Así que hay que trabajar, y hacer tu ahorro, aparte de trabajar tu ahorro parte de todos los gastos, para decir este dólar es para mi alcancía por si quiero ver a mi familia. Y solamente así.
CW: Y - a ver - ¿las otras personas en su familia también visitan a México? ¿Con la misma frecuencia?
MMP: ¿Otras personas?
CW: ¿Como Raúl, y Rafael también? ¿Vienen con usted cuando visitas a México? [Conocí a Raúl más temprano en la casa de María.]
MMP: No, Raúl no puede ir. Pero no tiene ya más que un hermano allá. Pero se comunica. Raúl no es mi familiar, pero como de años nos conocemos él me dice tía. Pero bastantes personas vienen y me dicen tía aunque no sea. [Ríe.]
CW: [Ríe.] Sí, está bien. Entiendo.
MMP: Siempre me dicen tía. Y yo no me enojo, porque gracias que [ríe], que les caigo bien. Y de la familia de Rafa, pues ahorita más es la niña que está allí [muestra una foto de un bebé en la pared], y su esposa, pero tampoco ha metido aplicación para -- él tiene miedo que lo llamen a la guerra, dice. Aquí como, como es que los mandan a la guerra?
CW: Ah - hay, hay una cosa que se llama el “draft,” y cuando el presidente dice que hay el “draft,” todos los que son mayores que 18 años pueden estar llamado para la guerra. Me da miedo.
MMP: Sí.
CW: Como - ¿como piensa usted que se siente su familia al tenerle a usted en los Estado Unidos?
MMP: Pues mis padres me extrañaron mucho. Mi hijo pues él cuando hablamos me dice, dice “mamá, por qué somos tan poquitos y estamos tan separados?” Y le digo, “ya, nos vamos a juntar un día.” Y él me dice a cada rato, “Ya vente. Ya vénganse.” Dice, “Qué están haciendo allí.” Le digo, “Yo creo que ya nadie me da trabajo allá, hijo. Espera un poquito lo que me pensiono.” “Ya, no pides nada,” dice, “Yo te mantengo.” [Ríe.] Pero eso es en el momento de desesperación, pienso. Entonces yo sí, quisiera que se le arreglara su papel a mi hijo, porque él también pues también a su familia, porque es tan difícil separarse de los hijos, del esposo. [Empieza a llorar.]
CW: Sí, sí. [Pausa.] Usted piensa que si Victor viene, que él va a venir con la familia entera?
MMP: Esperemos. Pero también ahorita si él se viene, esa familia pues lo extrañará. Está en plena juventud. Así que en cuando mi esposo hace ciudadano, ya hablamos que vamos a trabajar, y bueno, si me pensiono y si reunimos dinero, es para arreglarles a todos, y Rafael a su esposo. Y si podemos arreglar. Si no se arregla, nos iremos. Pero yo no me puedo ir, porque mi esposo aquí tiene todos los beneficios médicos. Y allá, siempre que vamos, es mucho gastadero. Es tres mil pesos por la semana para la diálisis. Aparte medicamentos. Yo espero, espero a ver que si arregla a la ciudadanía mi esposo. El doctor le va ayudando. Traemos a Victor, Rafa se trae la familia, y juntitos aquí.
CW: Entones usted prefiere que sean juntos aquí que en México?
MMP: Pues sí porque es prima aquí para que mis nietos estudien, viven mejor aunque estemos encerrados, porque ya trabajando aquí esta casa se queda sola. Pero en la tarde ya llegamos y nos juntamos, ya nos vemos, y en México, pues yo pienso que si vienen y mis nueros quieren trabajar, y yo ya estoy retirada, puedo cuidar a mis niños. Entonces sí. Los mando a la escuela, les preparo su comida mientras. Y así. Estarán mejor.
[El teléfono suena. Contesta y habla. Cuelga.]
MMP: Es una mujer que salió que trabajar, y quiere si -- tengo gorditas dice. Digo que sí. Pero se va a bañar, dice que en media hora.
CW: Ah, está bien.
MMP: Sí, así es.
CW: Y usted dijo antes que no se meta mucho con la crianza de los hijos y los nietos. ¿Tiene amigos que sí se metan - se meten más?
MMP: Con la familia?
CW: Sí.
MMP: Aquí no, pero allá en México si hay abuelas. Y aquí estaba platicando con dos muchachos yo, y me dijo, “y por qué usted es así, como habla de su familia?” y dije “no sé,” y dijo “no, mis dos abuelas eran bien malas,” y no quiere que vayan diciendo eso de mí. Yo no porque yo quiero mucho a mis hijos. Y el bienestar de mis hijos es el bienestar mío. Y si veo a un hijo sufriendo, yo también sufro. Yo si le falta algo, y que yo pudiera por avariciosa aquí lo tengo y no le doy, no no no. Aquí estoy, “ten hijo,” a los dos. Si cuando él está en México, y tengo dos cientos dólares, son cien para él y cien para el otro. Yo no quiero - y no quiero nada para mí. Porque cuando uno está joven es cuando más necesita. Y también viejito. Pero yo como que tengo una fe adentro de mi, no voy a necesitar nada de viejita porque yo le pido a dios que cuando yo no pueda hacer nada [da una palmada] me muera. [Ríe.] Yo no se si sí o si no, pero pienso que sí.
CW: [Ríe.] Mi abuela dice lo mismo.
MMP: Sí? Y así hago, y yo vivo muy tranquila. Cuando me desespero es porque no alcanzo a arreglar todo lo que yo quisiera. Pero esperemos en Dios que nos ayude. Y vamos a vivir muy bien.
CW: A ver que más. Cuál -- no sé -- ¿para usted que son las cosas más difíciles de tener tanta migración entre México y los Estados Unidos?
MMP: ¿Qué es más difícil?
CW: Mmhmm.
MMP: [Pausa.] Bueno, pues yo tenía entendido que -- que es más difícil -- ¿como para que dejar en el paso libre?
CW: ¿O a ver, cuales son los desafíos de vivir en los Estados Unidos?
MMP: [A su hijo, que ahora está sentado en el sofá.] ¿Qué son desafíos, Rafa?
Rafael Patiño: Como que es difícil.
MMP: ¿De vivir aquí?
CW: Mmhmm.
MMP: Pues no, si tu eres trabajadora, y honesta, no hay nada que. Porque a mí nunca se me ha hecho difícil. Ni vivir aquí, ni vivir allá, porque es igual. No más tienes que tener tu trabajo, ser responsable, no meterte en malos caminos, vivir como debe de vivir, y está todo bien. Pero si tú buscas, tú encuentras. Entonces pienso que aquí lo difícil para mi fue cuando llegamos, que no hay un bil, un talón de cheque que demostrar que estás trabajando, pero ya teniendo tu talón de cheque, y tu apartamento donde vivir, pues ya no es nada difícil. No salgas en la noche a hacer cosas malas, y todo está bien. No ofendas a nadie, para que nadie te ofenda, así de sencillo. Y eso te lo enseñan tus padres desde que vas creciendo. Si tu quieres lo tomas, y si tú quieres mal camino tú lo dejas, pero si lo catas desde que te enseñan entonces nunca hay mal camino. Que todos los caminos son buenos si tu lo llevas por el bueno.
CW: Sí. De acuerdo. Sobre -- ¿qué hace usted y qué hace -- qué hace la otra gente que conoce usted para aguantar la separación de la familia?
MMP: Hacer oración a Diós. Y mucho valor adentro del corazón porque, pues de llorar sí lloramos, de decir - bueno yo me paso bendiciendo a mis hijos de día y de noche. Porque esa fe grande me ayuda a calmar mi desesperación de estar unidos. Y ellos que también son lindos conmigos, porque no me dan - como te digo - que problemas. Ellos si, si van a tomar una copa en la casa me hablan. “Mamá, compramos una botella, pero no más lo vamos a tomar.” Y no son locos que se salgan, porque ellos ya saben que tienen que tomar quietos si toman. Pero casi no.
CW: Huh. Está muy bien eso. Sí. ¿Y sus amigos y amigas hacen igual, ya oración a dios para aguantar la separación?
MMP: Yo pienso que sí. Sí porque casi nos comunicamos. Y también yendo a la iglesia. Yo no voy seguida pero ahorita por un tiempo pero este niño cantaba en la iglesia [mociona a Rafael], entonces nos vamos a misa cada ocho días, y es bien bonito porque escuchamos la palabra, le doy gracias a Dios que me deja estar pasando el tiempo, todos los días en la mañana igual, “Gracias padre por abrirme mis ojitos.” Y ahí sí. Pero Rafael, yo pienso que él va a trabajar allí, ¿verdad hijo? Allí en la iglesia.
CW: Ah. Está bien.
MMP: Mmhmm. Él canta muy bonito, con guitarra.
CW: Ah wow. Que bueno. Sí. Y - a ver que más. [Pausa.] Como - no sé. Para mí lo más triste de la migración es como están separados --
MMP: Separando los niños de sus padres.
CW: Sí.
MMP: Sí. Ese también es bien doloroso porque imaginate cuantos niños, cuantos niños están sin su padre, sin su madre, y cuantos han agarrado como migración se queda con los niños, y la mamá no puede recoger a su hijo por falta de esa documentación. Y tiene que darle la patria (40:43) a otra persona que tenga papeles. Si no, no ven a su hija más.
CW: Y que piensa usted que es el efecto de tener la separación entre las familias, en México? Que afecto ha tenido en los hijos?
MMP: [Pausa.] Pues bueno, se enferman. Hasta nosotros los mayores, nos enfermamos con las separaciones. Porque te afecta - en especial tu fe, tu amor que está - que existe con tus - que está saliendo adelante. Ni te digo esto por un sobrino que, mi cuñado se vino, y el niño tenía tres años, y él se tuvo que regresar porque el niño se le cayó todo el pelo.
CW: Wow. Entonces se enferman muy físicamente.
MMP: Sí. Y de allí, pues ya son niños, como crecen con una tristeza. O inseguros. Y un compadre, padrino del hijo, fue él que tuvo que hablarle, fue él que dijo, “que te importa más,” dijo, “el dinero o tu familia?” Pues mi familia. “Tu familia ya te quiere aquí,” y pues regresó. Todo el pelo le salió al niño. Sí, separarlos a los hijos de los padres -- yo no comprendo porque es esto de los, como se dice de la, de las deportaciones? Para qué quieren esos niños sufriendo? Yo pienso que deberían dejar libre, o poner ya de una vez, echarles a todos, y quedarse así. Si nos echan a todos ya se quedan, y ya no venimos.
CW: Entonces la - usted está diciendo que la deportación también separa a las familias que ya están aquí?
MMP: Pues sí. Fijáte cuántos niños, cuantos papás andan por allá y sus hijos los han encargado aquí. Con otras familias. Ah, pues conozco algunos, y yo no sé que va a hacer de esas criaturas. Crecen y después adonde van. Sin hogar. Y por lo también hablan por teléfono, porque aquí nos ayudamos. Si yo tengo y él no tiene, pues lo ayudo. Y por eso es de que aguantamos aquí. Porque si yo veo a alguien que no tiene de comer yo le ofrezco. Y si no tiene donde pasar una noche pues te puedes quedar aquí. Y pues ya consiguen en otro lado. Así cuando yo llegué como te digo, llegué con mi Rafa, chiquito de once años, y llegué a rimarme a la casa de un amigo de un esposo. Y después cuando Rafa empezó a decirme, “por qué me trajiste, y que hacemos aquí,” y pues el sufrió, también unos morenos me aquí en University, yo me tenía que ir a trabjar y ese día llegué. Dije, y mi niño no está, y salí, y siempre está Alberto en frente, porque lo tenían sumido abajo. Y cuando grité “RAFA!” lo soltaron, y salió mi niño. Pues estaba chiquito, once años. Y todo eso él también sufrió. También otro lo acosaron en la escuela. Y por todo eso, todo eso es sufrimiento para todos los padres. Y tú no creas que todo los que vivimos, somos acosados. Porque aquí ya uno llegue ciego. Y después nuestros hijos, en mayor razón, pues los trae uno aquí. Y oy, no. Hay los que nacen aquí, y sus padres están siempre. Pero también hay ignorancia en los hispanos porque venimos de otros - otros - como te diré - otras formas de vivir. En los ranchos donde vivimos allá - aquí un rancho es tu tierra solo tuya. Y allí un rancho es un rancho, es una comunidad de personas que vivimos cerquitas, y si sabemos que esté enfermo, y no tiene la ayudamos. Y si no tiene de comer le damos. Y ellos nos dan si necesitamos. Y aquí quien te va a dar. Como si aquí si salgo a la calle, y grito “tengo hambre, quién me da un taco?” nadie me va a dar.
CW: Entonces le parece que hay menos comunidad aquí que allá?
MMP: Sí. Y aquí todavía te van a notar si eres elegible. Te van a investigar. Porque a mi esposo le dan estampillas. Pero tiene que llevar los estados de cuenta del banco, que la cuenta yo la abrí para no estar pagando cinco dólares cada que iba a cambiar mi cheque. Y me sirvió bastante porque a él ya le llega su depósito de seguro a él, mi cheque cada semana, y no es harto. Pues imagínate si son 300 que me depositan, y cuanto pagamos de luz, de agua. Antes no cobraban el agua. Y ahora ya cobran el agua. [Se escuche a Rafael, que está sentado en el otro sofá.]
CW: Y con el tema de la comunidad allá y aquí, le parece a usted que la gente hispana tiene más comunidad aquí que la gente Americana?
MMP: Pero sí los Americanos son bien lindos también. No más que les pasa igual. Porque ustedes son - no tengo nada que hablar de los Americanos. Son divinos. No más que también como van -- si tu tuvieras por decir un lugar donde recoger de los que se quedan en la calle. Pero también hay unos que son flojos. No trabajan. También allá en México. También hay marijuanos. También hay vivientes. Igual que aquí. Pero también las comunidades -- es lo que te nombras un rancho. Y aquí los ranchos es un rancho de un Americano pero son sus tierras, sus caballos, sus vacas [ríen las dos], y allá no. Allá es un rancho, pero no de vacas, de pura gente. [Ríen otra vez.] Y le llaman la comunidad.
CW: Entonces - no sé como decir esa pregunta pero - para mí - yo vivo muy lejos de mi familia, como usted también. Pero para mí no tenemos esa misma cultura de los ranchos. Entonces le parece que es más difícil para ustedes si tienen esa comunidad en México de los ranchos?
MMP: Pues si vives allí está bien. Pero igual, yo mis padres vivían en esa comunidad, pero yo luego uno de mis hermanas trabajaba en una empresa más grande, y le dieron un apartamento. Él no lo quería, y le dije, “pasámelo a mí,’ y le dije, “yo pago los pagos, y cuando ya se terminen los pagos, tu firmes a la escritura para mi nombre.” Y así fue como yo me cambié vivir a Celaya. Y, y igual, pues estamos - todavía se acaba de pagar. Estamos como quien dice pagando renta. Hasta cuando se alive. Ya que terminemos, entonces sí ya. Pero 20 años. Aquí si sacas una casa, cuantos años, a treinta. Porque yo traté de sacar una. Pero tenía que quedar mil dólares mensuales. No tengo esa cantidad. Pues no saqué nada. Ahorita también yo quisiera poder tener, como dicen que el banco te presta, pero también tengo miedo de que yo me endeude al banco y que no puede pagar. Pero yo sí quisiera una casa. Pero aquí en Carrboro. Porque mi gusta. Es tranquilo, tiene todos los servicios cerquitas. Puedo ir a pie a la farmacia, a la carnicería, a la policía. O simplemente a sentarme un rato en el jardín de la Weaver. Ahí me gusta ir.
CW: Ah, sí. A mi también.
MMP: Ves que hay nieve, hay café, todas las semillas que venden adentro, todas me gustan. Es muy bonito. Y no tengo que usar auto. Yo puedo ir caminando. Me voy al molecito, que está de donde está el restauran - como se llama - Diners? [Preguntándole a Rafael.] Como se llama donde trabajaba?
RP: Elmos.
CW: Ah, Elmos, sí.
MMP: Ahí hay un molecito. Ahí yo me voy a veces, cuando hace mucho calor, y que estoy de vacaciones. De otra forma no pues yo estoy trabajando a diario. No más si no voy a México, me quedo de vacaciones aquí, y me pongo a caminar. Si no en las tardes también. Me gusta caminar mucho.
CW: Bueno, no tengo más preguntas. Pero tiene usted algo más para añadir a la historia, o algo que --
MMP: No, ya es bastante.
CW: Sí?
MMP: Sí.
CW: Bueno.
MMP: Yo te dije mucho. Está bién así.
CW: Bueno. Entonces --
MMP: Ya te puse de chapadita más de un cache.
CW: Como?
MMP: Eres bien rojita.
CW: Ah, sí? [Ríe.] Estaba en el sol ayer. Bueno entonces apago.
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